Manuel ‘Lito’ Pavón del Pozo cuando laboraba en Emisoras Gran Colombia. Derecha superior, en una condecoración que recibió del propietario de la Voz Deportiva de la Capital, Eduardo Cevallos Castañeda, al fondo se puede observar al relator deportivo, Edgar Villarruel Caviedes, como maestro de ceremonias. Derecha inferior, en 1977, como parte de la delegación periodística que asistió a los juegos Bolivarianos, que se realizó en la Paz-Bolivia.
Es de la época cuando los locutores polifuncionales, debían conocer al dedillo todos los deportes: fútbol profesional y barrial, basquetbol colegial y profesional, tenis, atletismo, box, aunque el ciclismo y el automovilismo eran su pasión. Laboró en las radios Pacífico, Gemas, Gran Colombia, Caravana y Vigía, así como en Canal 6, que estaba situado en el Itchimbia, al oriente de Quito.
Manuel ‘Lito’ Pavón del Pozo fue amigo de Edgar Villarruel Caviedes, Mauro Ferrín Vera, Eduardo Alvarado, Fausto Zambrano Zúñiga, Edmundo ‘Lucky’ Caicedo y Hugo ‘El Gato’ Zambrano. También contó con la amistad de Pepe Granizo Cisneros y Pablo Montenegro Zaldumbide, Manuel fue tesorero de la Asociación de Periodistas Deportistas Deportivos de Pichincha, cuando estos últimos comunicadores fueron presidentes del gremio. Era la época de la camaradería y amistad sincera entre todos los locutores y periodistas. En la APDP se reunían las familias de los periodistas, recuerda su hijo Manuel.
A Manuel Pavón del Pozo se lo conocía como ‘Lito’, porque es el diminutivo de su nombre, muchas veces hasta en las placas recordatorias y condecoraciones salía como Lito. En una ocasión narró en el Quito Tenis en la avenida Amazonas, lo hizo similar al fútbol, de pronto se acerca el comentarista deportivo de Radio Quito, Blasco Moscoso Cuesta, quien le dice: “Lito tranquilo, despacio, un poquito más bajito…”. Esa sugerencia le dio porque en el tenis el silencio es fundamental, para no desconcentrar a los deportistas. Escuchó el consejo y fue un éxito la transmisión.
Eso hizo que su estilo de narración sea acorde a los deportes que locutaba. En el automovilismo era “carro a la vista…” Lito tenía esas facetas de cambiar su energía y tono de voz de acuerdo con las disciplinas que relataba.
Manuel “Lito” Pavón del Pozo, nació en el cantón Bolívar, provincia del Carchi, en 1941, estudió para sacerdote, en una época cuando los primeros hijos estaban destinados para esa tarea. Es el mayor de cinco hermanos. Llegó a la capital ecuatoriana, con su familia, a los 15 años, era 1956. En 1960, se graduó de contador en el colegio Víctor Emilio Estrada, ubicado en El Tejar, en el Centro de Quito. Nunca ejerció la profesión. En su adolescencia vivió en la calle Bahía, a la entrada sur del cementerio de San Diego, en la bajada a la 24 de Mayo. Cuando se casó en 1964, se trasladó a la calle Rocafuerte, hasta que finalmente se ubicó en San Carlos, al norte de la capital.
Su acercamiento a los medios de comunicación se dio porque era muy aficionado a los deportes y era parte del Club Deportivo Cultural Teniente Hugo Ortiz, ahí practicaba fútbol, arquería, andinismo, basquetbol… En ese lugar conoció, a quien luego sería su cuñado, Rodrigo Poveda, locutor de Ambato, quien le motivó a ingresar en este mágico mundo de la radio y la comunicación.
Sus inicios en la comunicación los realizó en Radio Pacífico, que estaba ubicada en el barrio de La Tola, en el centro de Quito, en la casa de los padres del locutor Germán Campaña Uquillas. Lito abría la audición informativa de la radio, era amigo del sonidista de la estación, José Andrade.
En 1964 laboró en canal 6, que estaba ubicado en el Itchimbia, al centro oriente de la capital, fue presentador de noticias, grabó algunos comerciales, uno de ellos fue de la Enciclopedia Barza, que estaba de moda en aquellos años. Manuel recién se había casado, el canal estaba lejos y no había buses, por ello su esposa, le llevaba la comida en una vianda de loza de tres o cuatro pisos de color blanco. Subía caminando a dejarle el almuerzo. Fue una pareja que estuvo unida por cerca de 45 años, hasta que fallecieron.
Luego se trasladó a Radio Gemas, cuyo director era el locutor manabita, Víctor Emilio Sánchez, también estaban Ramón Latorre, que era un excelente locutor comercial y Fabián Montalvo como reportero. En 1970 transmitieron en exclusiva el campeonato mundial de Fútbol que se realizó en México, como matriz estaba la Cadena Cardinal, con radio Mambo en Guayaquil y Gemas en Quito, indica el actual presidente de la APDP, Pepe Granizo Cisneros.
Gemas, era una de las estaciones modernas y que cambió la forma de hacer y escuchar radio. Salieron por primera vez los jingles y avances dinámicos de la radio, además presentaban radionovelas, y programas cómicos como Tres Patines. Estuvo dos años en la estación en la que compartió micrófono con los hermanos Raúl y Patricio Jarrín Hidalgo.
Emisoras Gran Colombia fue parte importante de su vida profesional. El propietario Eduardo Cevallos Castañeda era una persona que apoyaba el trabajo del locutor carchense, al igual que sus amigos: Edgar Villarruel Caviedes, Renán Hinojoza, Eduardo Acevedo, Byron Males, Reynaldo Romero, Alin Roberto, Guillermo León, Pablo Montenegro, Mauro Ferrín… Ahí estaba Eduardo “El Gato” Zambrano, quien hacía los comentarios y locución comercial.
En esta estación nació “Rugen los motores”, que se emitía a las 16:00. Este programa estuvo más 40 Años al aire, en las diferentes emisoras que estuvo el locutor carchense. Cuando Emisoras Gran Colombia vendió la frecuencia a Caravana, estuvo un año.
Narró casi todas las vueltas ciclísticas al Ecuador, hacía una dupla espectacular con Edgar Villarruel Caviedes; Ahí también estaban Patricio y Marcelo Cevallos, hijos del propietario de la Voz Deportiva de la Capital, Eduardo Cevallos Castañeda, así como Hugo “El Gato” Zambrano, relator deportivo de la provincia del Carchi.
Con la directora administrativa de la estación, Leonor Charpentier, luego de la carrera, seguían trabajando, porque debían enviar la clasificación general de las diferentes categorías, además planificaban las etapas para el día siguiente. Emisoras Gran Colombia utilizaba dos vehículos: el de punta que iba con el pelotón y el que se quedaba atrás con los rezagados. Además, analizaban los puntos específicos donde iban a transmitir en la carretera.
Manuel es el creador del programa “Rugen Los Motores”, que estuvo al aire más de 40 años, se inició en Gran Colombia, pasó por Caravana y terminó en Vigía, cuando falleció el 17 de mayo de 2011. Tenía una duración de una hora y media. Ahí conoció a los automovilistas más conocidos de la época Chino Sosa, Loco Larrea… Sus hijos le escuchaban en la casa, en un radio grande, marca Philips que tenía varias frecuencias y unas pilas inmensas marca Eveready, “las del gato”.
Lito en Gran Colombia pasó sus mejores tiempos. Fue a los Juegos Bolivarianos y Panamericanos. Acompañó a Rolando Vera a la Carrera de San Silvestre en Brasil. Viajó con el tenista guayaquileño, Andrés Gómez, a uno de los juegos de la Copa Davis en Suiza. Fue el único periodista quiteño que estuvo en ese escenario deportivo.
El propietario de FM Ritmo de Ibarra, Silvio Morán Madera, recuerda que cuando gerenciaba el Centro Radiofónico de Imbabura (CRI) se produjo un hecho que pudo haber cambiado el destino de dos personalidades de la radio. Era inicios de la década de los 80, Radio Gran Colombia transmitía la vuelta ciclística al Ecuador, CRI se unía a estos enlaces. Vicente Córdova Franco fue a la transmisión en la avioneta y Manuel “Lito” se quedó para narrar la salida, lamentablemente se produjo el accidente de la avioneta donde falleció el locutor otavaleño.
El ciclismo y el automovilismo eran sus preferidos, esto a pesar de que no sabía manejar. Cuando estaba en Emisoras Gran Colombia, quien conducía la unidad Móvil, para transmitir las competencias, era doña Leonor Charpentier, administradora de la estación. Tal era su pasión por los autos, que en 1981 fue copiloto de Eduardo Alvarado, de Auto Sprint, en una vuelta a la República. La Revista Carburando destacó que ocuparon un honroso lugar en la competencia.
Luego pasó a Vigía, en esta estación también fue parte del equipo Gaceta Deportiva, que se inició em 1983, se transmitía de 08:30 a 09:00 y de 13:30 a 14:30. Los sábados tenía un programa especial con el deporte barrial a las 12:00. Ahí estaban Manuel “Lito” Pavón del Pozo, Víctor Domínguez Rojas, Fabián Reino, José Cabrera y Benjamín Frey. La cabina de Radio Vigía en el Estadio Olímpico Atahualpa lleva el nombre de Manuel “Lito” Pavón del Pozo, indica su hijo Manuel.
En 2007 el personal que laboró en Vigía era: El Mayor de Policía Augusto Sandoval Chávez, director, administrativo; los sargentos: Víctor Domínguez Rojas, Hermel Ramírez Loaiza, Máximo Hidalgo Luzuriaga, Ramiro Tulcanaza Quelal, Ricardo Sánchez Andrade, Fabián Reino Chafla. Los cabos Luis Ulloa Torres, Fernando Paredes Morán. Además de Jorge Falconí Villacrés, Elvís Lara Villacís, Msc. Martha Vilatuña, Lic. Manuel Pavón del Pozo y Miguel Velásquez Araujo. En esta estación estuvo hasta que falleció el 17 de mayo de 2011.
El locutor carchense tenía en su casa un cuarto, donde estaban ubicadas sus condecoraciones y diplomas, entregados en el gobierno de Sixto Durán Ballén, y por el señor Eduardo Cevallos Castañeda, propietario de Emisoras Gran Colombia.
El apoyo de la familia fue determinante, aunque difícil, Lito casi nunca estaba en eventos especiales de su casa, porque la mayoría se los hace el fin de semana, quizá eso hizo, que sus hijos, se enfoquen en otras carreras, por lo sacrificado del trabajo en radio. Sin embargo, los momentos que compartían eran llenos de alegría, destaca su hijo Manuel, quien reitera que sus padres formaron una familia compacta y consolidada.
Sus amigos fueron su mejor legado, y eso se demuestra cuando sus hijos se encuentran con ellos en alguna reunión. Siempre hablan bien de Lito y eso para ellos es un honor. Todo lo que Lito hacía era por amor a su profesión, porque por dinero no es. “Él supo acoplar la pasión que sentía por la radio, con la amistad de sus colegas”, reitera su hijo.
Lito era del cantón Bolívar, en la provincia del Carchi, pero siempre se adaptó y acopló a la capital, porque encontró el amor y tuvo a sus hijos. El locutor era un hombre cariñoso, aunque poco expresivo, pero cuando daba un abrazo lo sentías. “Mi padre era auténtico”.
El deporte y la locución fueron sus pasiones, por eso Manuel Lito Pavón del Pozo es la voz del deporte…
Un accidente de avioneta entre Ibarra y Quito
El propietario de FM Ritmo de Ibarra, Silvio Morán Madera, recuerda que cuando gerenciaba el Centro Radiofónico de Imbabura (CRI) se produjo un hecho que pudo haber cambiado el destino de dos personalidades de la radio. Era inicios de la década de los 80, Radio Gran Colombia transmitía la vuelta ciclística al Ecuador, CRI se unía a estos enlaces.
Eduardo Cevallos Castañeda arrendó una avioneta, que estaba en el hangar del aeropuerto Atahualpa de Ibarra, para narrar, desde el aire, la etapa Ibarra-Quito. El equipo deportivo estaba integrado por Manuel Pavón del Pozo y Vicente Córdova Franco. Habían viajado desde Tulcán a la Ciudad Blanca.
La noche anterior, cuando planificaban la transmisión, los dos locutores de la emisora capitalina le dijeron a Silvio Morán Madera, “bueno nos vamos nomás, mañana tomamos la avioneta y nos dirigimos a la cobertura”. El dueño de CRI les preguntó ¿quién hace la largada desde la avenida Mariano Acosta?
Silvio no tenía narrador deportivo, por ello le pidió que se quede Manuel “Lito” Pavón del Pozo. Ese momento se subió en la avioneta el locutor otavaleño, Vicente Córdova Franco, quien grabó las cuñas de Finalín. En esa época las cuñas llegaban a la radio en un disco de 45 revoluciones. Vicente con algún otro creativo diseñaron unas cuñas que eran muy difíciles hasta de pronunciar, porque hablaba como si un marciano llegaba a la tierra. Llegaba mareado y pedía Finalín. Era un idioma espacial y lo hablaba de una manera natural. Era bueno para el radioteatro, comerciales y narraciones deportivas.
Luego se conoció una noticia lamentable. Los medios informaban de una tragedia en el aire. La nave, donde estaba Vicente Córdova Franco, se estrelló en el trayecto entre Quito y Cayambe. Fallecieron todos los ocupantes, incluido el camarógrafo de Teleamazonas y el piloto.
Manuel Pavón del Pozo le decía a Silvio: “usted me salvó la vida, no me dejó ir en la avioneta”. Lamentando lo que le sucedió a Vicente, quien era “una persona extraordinaria y versátil: locutaba música, programas de concursos, cuñas publicitarias, leía noticias y creaba textos para las cuñas”, reitera el radiodifusor imbabureño.
Por Iliana Cervantes Lima Voces de la Radio