La Facultad de Ciencias, a través de sus docentes investigadores, presentaron los resultados del proyecto denominado: “Determinación de Norm y Tenorm en actividades de extracción petrolera y minera en el Ecuador”.

Durante la presentación, se destacó la colaboración técnica entre instituciones ecuatorianas e internacionales, subrayando estudios pioneros sobre uranio y radón realizados desde la década de 1960. Estos trabajos son fundamentales para comprender la distribución de la radiactividad terrestre, especialmente en áreas de actividad minera y petrolera.

Uno de los aspectos más reveladores de la socialización fue la exposición de mapas radiométricos que ilustran la concentración de isótopos radiactivos, como el uranio-238 y el torio-232, en varias provincias, incluyendo Tungurahua, Chimborazo y Bolívar.

Los estudios actuales han demostrado que ciertas zonas, en particular aquellas cercanas a fallas tectónicas y regiones volcánicas, presentan niveles de radiación gamma que podrían representar un riesgo significativo para la salud pública y el medio ambiente.

Los estudios indican que en áreas cercanas a fallas tectónicas y regiones volcánicas se observan niveles elevados de radiación gamma.
Los investigadores hicieron un llamado a intensificar la vigilancia y la regulación en las actividades extractivas para prevenir posibles efectos adversos. Asimismo, subrayaron la necesidad de realizar investigaciones más exhaustivas para entender las implicaciones a largo plazo de las concentraciones de radiación detectadas.

Este proyecto marca un avance importante en el fortalecimiento de la seguridad radiológica en Ecuador, y sus resultados serán valiosos para la formulación de políticas públicas que protejan la salud de la población y el medio ambiente en las áreas de extracción minera y petrolera.

El Dr. Bolívar Flores, docente investigador de la ESPOCH y coordinador del proyecto, enfatizó la gravedad del riesgo que representa la radiactividad, señalando que “muchos de los radisótopos contaminan el planeta por siempre, porque tienen una vida media de la edad del universo, más o menos de 1 millón de años.”

Los resultados serán cruciales para desarrollar políticas públicas que protejan la salud de la población y el medio ambiente.
Finalmente, Flores hizo un llamado a la comunidad politécnica a involucrarse en el campo de la investigación radiológica y seguir desarrollando el potencial de la academia en este ámbito crucial, destacando la importancia de mantener la vigilancia y regulación frente a las radiaciones, tanto naturales como artificiales. (I)

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