Julio C., (nombre protegido), oriundo del cantón El Empalme, en la provincia del Guayas, recorrió un camino lleno de desafíos durante los cuatro años que se sometió a diálisis debido a su insuficiencia renal, antes de recibir un trasplante en el Hospital Teodoro Maldonado Carbo (HTMC) del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
Recuerda con melancolía que, en ese tiempo, se vio obligado a postergar sus planes y, en ocasiones, a distanciarse de su familia para enfocarse en su tratamiento. “Hacerse diálisis es complicado, después de cada sesión experimentaba mareos, náuseas y falta de energía. Fue una etapa muy difícil en mi vida”.
A pesar de las adversidades reconoce el apoyo incondicional de su esposa, quien estuvo a su lado en los momentos más difíciles. “Doy gracias a Dios por enviarme un amor sincero, leal e incondicional”.
Uno de los mayores retos que enfrentó fue viajar desde su cantón hasta el Hospital de Especialidades Teodoro Maldonado Carbo para recibir su tratamiento. Muchas veces, llegaba tarde a sus sesiones debido a que viajaba en buses interprovinciales, lo que le tomaba entre 4 y 5 horas. Sin embargo, todo cambió una mañana a las 3:00 cuando recibió la llamada que transformaría su vida para siempre: “Me llamaron para decirme que me iban a realizar un trasplante de riñón y que viniera de urgencia”, dijo.
La cirugía fue una experiencia transformadora para Julio C., debido a que el equipo multidisciplinario que lo atendió fue muy profesional y lo hizo sentir en total confianza. “No sentí dolor ni antes, ni después de la operación; fue una verdadera bendición de Dios”, asegura.
“Fui bien atendido, nunca tuve queja alguna. Que Dios los bendiga y que sigan teniendo éxito en su labor, ayudando a quienes realmente lo necesitan”, finalizó.
Julio C., es un beneficiario más que se suma a los pacientes que han cambiado su vida después de un trasplante, además, es un testimonio de esperanza, recordándonos la importancia del amor y el apoyo en los momentos difíciles. (I)