En Los Vergeles, parroquia Pascuales, al norte de Guayaquil, mientras el agente Jinsop Plaza García, se aprestaba a realizar unas compras, le reportaron que una señora había sustraído algunos productos de la tienda de abastos. El uniformado al percatarse de esta situación fue donde la señora implicada en su motocicleta y le pregunto: "dígame señora que fué lo que se robó?
-Ella llorando le respondió: sólo cinco huevo, unas papitas y unos limones para alimentar a mis hijas y nietas. El policia, le mencionó que se condolía de su situación, pero le hizo notar a la mujer que no estaba bien que hiciera eso, luego se subió a su vehículo y se fué hasta la tienda de abasto. Pagó lo que se había sustraído la señora y le compró suficientes alimentos para el consumo de una semana.
El uniformado personalmente llevó los víveres a la señora y a sus hijas. Ella cuando vió al agente en la entrada de su casa, empezó a llorar y dijo: "señor, es demasiado lo que hace". El agente respondió: " a veces, antes de aplicar la Ley, debemos primero aplicar la humanidad".
Un héroe anónimo que se destaca en esta cuarentena
En estos duros momentos, hay que reconocer la acción valiente del personal médico, policías, militares, bomberos y una serie de profesionales que arriesgan su vida para proteger la vida de millones de ecuatorianos.
En esta oportunidad, vale la pena destacar la actitud solidaria de un miembro de la Policía Nacional, quien al observar que varías familias de escasos recursos se encontraban sin provisiones, se dispuso a ayudarles.
Con su sueldo, compró víveres en una tienda de barrio y entregó Kits de alimentos a 35 familias en Los Vergeles, Balerio Estacio y La Ladrillera, al norte de Guayaquil.
"Lo que hice fue algo caritativo. Lo hice de corazón. Lo hice porque yo ya pasé por necesidad con mi familia cuando era muchacho. Gracias a Dios estoy en la Policia y realice ese acto porque me nació y nadie me dió un centavo, utilicé el dinero que lo tenía guardado", revela el agente
Le gente que fue beneficiada de esta acción altruista, resaltó y agradeció esta iniciativa del servidor policial, quien en una muestra de solidaridad ha brindado una mano amiga a las personas más necesitadas, sobre todo considerando la situación actual que atraviesa el país y afirmó que lo seguirá haciendo a medida de sus posibilidades.
El cabo segundo de Policía, Jinson Plaza, es oriundo de Guayaquil, tiene 28 años de edad y cinco de servicio en la Institución; afirma que su aporte con las personas más necesitadas significa para él, una pequeña contribución por todo lo que la vida y Dios le han dado: salud, una familia, un trabajo, un techo para vivir y un plato caliente de comida todos los días.
Este noble policía está casado con una joven guayaquileña, quienes juntos están esperando un hijo, y menciona que cuando nazca también le enseñará lo valioso que es compartir lo poco o mucho que se puede tener, y lo satisfactorio que es ayudar a las personas más necesitadas, siempre con humildad y haciéndolo con el corazón.(I)